Los adoquines del infierno
Los brutales adoquines de la Paris-Roubaix hacen que esta sea la carrera del año más temida por los ciclistas, pero a la vez, la más amada por los aficionados. La dureza de la prueba es legendaria, y caídas y accidentes la convierten en una carrera de supervivencia que nos transporta a un ciclismo épico de otra era. Conocida también como “la reina de las clásicas” o “el infierno del norte”, el tercer monumento del año supone el fin de la temporada de adoquines, y es el final más espectacular posible: los tramos de pavés, que la asociación les Amis de Paris-Roubaix restaura con mimo durante el año usando una técnica tradicional sin cemento (solamente con tierra entre los bloques de piedra), hacen que los adoquines de Flandes parezcan una autopista.
Carrera femenina
La prueba femenina de sábado presenta un recorrido de 145 kilómetros con 18 sectores de pavés. En total, las ciclistas deberán superar 30 kilómetros sobre adoquines, todos ellos concentrados en los últimos dos tercios de carrera. Los sectores más duros y emblemáticos son Mons-en-Pévèle (3000 metros, a 46 km de meta) y el Carrefour de l'Arbre (2100 metros, a 16 km de meta).
Favoritas: Elisa Longo Borghini (1200), Lotte Kopecky (1000), Elise Chabbey (1000), Floortje Mackaij (600), Marianne Vos (1200), Pfeiffer Georgi (600) y Marta Bastianelli (800) son los nombres más destacados de la lista de salida provisional.
Carrera masculina
La prueba masculina suma 258 kilómetros, con 30 tramos adoquinados hasta acumular más de 50 kilómetros sobre piedras. Toda la parte final del recorrido es igual que la de la carrera femenina, pero incluye 12 sectores más, entre ellos el mítico Trouée d’Aremberg (2300 metros, a 97 km de meta).
Favoritos: Mathieu Van Der Poel (1200), Wout Van Aert (1200), Christophe Laporte (800), Mads Pedersen (1000), Jasper Philipsen (1200), Alexander Kristoff (800), Dylan Van Baarle (400), Yves Lampaert (400), Arnaud Demare (1000), Jasper Stuyven (600), Nils Politt (400).
Foto: © A.S.O./Pauline Ballet